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Misión incómoda


Tiene que ser la misión más incómoda de la región la que cumple el Canciller David Choquehuanca, ya que a lo largo de la gestión de Evo Morales se ha visto en situaciones de lo más embarazosas para un funcionario de la diplomacia por los exabruptos, comentarios fuera de lugar y actos bochornosos del Presidente. Fueron muchas las oportunidades en las que con cautela como para que no se note la vergüenza que sentía, ha tenido que reencauzar con aclaraciones forzadas las relaciones con otros países. A diferencia de la gente del entorno presidencial que no pierde la oportunidad de dejar en claro el contraste entre su condición de intelectuales muy leídos (aunque poco entendidos) y las limitaciones del Primer Mandatario, el Canciller con infinita paciencia continúa su trabajo sin mayores alardes.

No es difícil imaginar cómo se habrá sentido cuando después de un meticuloso trabajo consiguió que la arrogante diplomacia chilena se siente a negociar los puntos propuestos, hasta que el 23 de marzo pasado el jefe de Estado sorpresivamente decidiera acudir ante instancias internacionales para resolver el problema marítimo, siendo el último en enterarse nuestro Canciller.

De igual manera fue a Choquehuanca a quien le tocó interrumpir la conversación que sostenía con el embajador de EE.UU para hacerle conocer la decisión de su expulsión que le acababan de trasmitir. Pero, los malos tragos que le hacen tomar no se limitan a las relaciones con otros países, sino que también afectan a sus relaciones con las organizaciones sociales del país sobre las cuales tiene influencia por la confianza que genera su origen étnico cultural.

En ocasión de la marcha de los indígenas en defensa del TIPNIS, éstos lo recibieron con esperanza, pero como sólo fue a darles el encargo de que “la carretera sí o sí se hace” y que debían deponer la marcha, la desesperación de las mujeres como las más afectabas por el bloqueo de colonizadores y cocaleros en Yucumo hizo que le agarren del brazo al Canciller y le lleven como garante de que les dejarían pasar. Que yo sepa éste nunca se quejó de haber sido secuestrado; sin embargo, por conveniencia política y el deseo incontrolable de hacer daño a los y las dirigentes del TIPNIS, gente cercana al Presidente ha inventado una novela de terror utilizando su nombre y su figura. Ante tal despropósito y al ser citado a declarar a la fiscalía, no tuvo otro remedio que desmentir a los denunciantes. Qué será lo que retiene al canciller dentro el esquema gubernamental, ¿lealtad, compromiso, conveniencia o presiones? Sólo él sabe por qué cumple esa misión incómoda.

 

Julieta Montaño S.


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