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Noticias esperanzadoras


En artículo anterior decía que la violencia contra las mujeres es un problema que está presente en todos los rincones del mundo y que la impunidad coloca en pie de igualdad a países desarrollados y subdesarrollados; las cifras proporcionadas por organismos oficiales así lo demuestran.

Sin embargo, en ese panorama desesperanzador se producen hechos que son señales de que las sociedades democráticas pueden dar respuestas contundentes a las demandas de las mujeres cuando así se proponen.

En estos días ha ocupado importantes espacios en la prensa internacional la condena a siete años de prisión del que fue Presidente de Israel (2000 y 2007) Moshe Katsav, acusado de siete delitos: violación sexual contra dos de sus dependientas, dos de acoso sexual, uno de acto indecente con uso de fuerza y uno de obstrucción a la justicia cuando fungía de Ministro de Turismo y como máxima autoridad de su país. Para los jueces que conocieron la causa fue irrelevante que el agresor sea un hombre política y socialmente influyente, que tenga un patrimonio como muy pocos y ante todo, la ignominia que supone develar que en un país que se precia de tener los más altos niveles de educación y formación profesional, sea precisamente la persona encargada de resguardar la seguridad de la población el autor de esos delitos.

Lo que sí fue relevante para el Tribunal de Tel Aviv que lo juzgó, fue la situación de desventaja en la que se encontraban las víctimas mientras que el hoy reo Katsav satisfacía sus perversiones sexuales, abusando de su poder creyendo que este comprendía también el privilegio de vejar a quienes laboralmente eran dependientes de él. Tenía la seguridad de que nada ni nadie podía privarle de los privilegios que su carrera política le había otorgado.

Como todos los violadores, el ex presidente hasta el último momento sostuvo que era inocente y que lo sucedido con sus subordinadas fueron solamente “gestos de cariño” (faltaba que añada: mal agradecidas).

La noticia nos hace reflexionar sobre lo que es un verdadero Estado de Derecho en el que la separación de poderes se aplica hasta sus últimas consecuencias y las posibilidades que tienen las personas de acceder a la justicia. Para las mujeres esta decisión del Tribunal que juzgó a Katsav es una noticia esperanzadora, pues nos hace pensar que llegará el día en que ningún agresor sexual quedará impune, sin importar que apellide Katsav, Ortega, Berlusconi o lo que sea. Decisiones como las del Tribunal de Tel Aviv deberían ser ampliamente difundidas en Bolivia a ver si nuestros jueces, fiscales y magistrado/as toman el ejemplo, así sea con riesgo de ser procesados/as por “desacato”, delito muy de moda en el país.

 

Julieta Montaño


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